Ya ha comenzado la cuenta atrás. Suena el despertador,
maleta en mano y vuelta para Evergrande.
Echo la vista atrás recordando lo que han sido estos 26 días
lejos de la escuela. Wuzhou siempre
en el recuerdo. Conocer sus costumbres gastronómicas más tradicionales, pasear
por sus callejuelas y mercados, el caos de la conducción donde cruzar una
carretera es una auténtica aventura, no deja indiferente a nadie.
Cuatro semanas que han dado de sí para disputar el
Campeonato Nacional de China U16. Dos semanas de preparación y diez días de
competición. Fútbol y más fútbol, sin descanso, la ley del más fuerte.
La pelota echa a rodar, comienza el campeonato, solo vale
ser primero. Todo victorias y un empate hasta la última jornada. Llega el gran
partido, Luneng, solo vale ganar, duelo de titanes. El partido cuesta arriba
1-0, pero la fe de este equipo mueve montañas. Minuto 49, último córner, gol,
victoria y a cuartos.
Comienzan las eliminatorias, no hay respiro. Otra vez toca
remontar, otra vez cuesta arriba y otra vez en el 49. Memorable!!!
Llegan las semifinales. Toca sufrir, nada es fácil, empate
en el descuento de la segunda, seguimos en búsqueda de nuestra propia suerte,
volvemos a hacerlo, gol en el 46 y a la final. Personalidad y garra de campeón.
Llega la cena de Navidad con la final en nuestro
pensamiento. La nostalgia de estar tan lejos de casa te invade, pero el gran
ambiente de trabajo hace más fácil todo.
Suena el silbato y empieza la gran final, partido de tú a tú
contra los ¨gigantes¨ de Xinjiang. Los pequeños detalles marcan la diferencia,
esta vez el resultado no nos favorece, pero el buen fútbol no deja indiferente
a nadie. Subcampeones de China es el resultado del trabajo de mucha personas.
Seguiremos creyendo.
Ahora... mi querida España, ya te siento cerca.