El fútbol femenino ha tenido un crecimiento muy lento en el fútbol moderno. Esto se debe principalmente a los obstáculos sociales y culturales que no han permitido el ingreso pleno de la mujer tanto al deporte como a la actividad económica remunerada en general.
Los acontecimientos más recientes han llevado a que la imposición de normas sociales, culturales y religiosas afecte al propio resultado de un partido internacional. En el año 2011, la FIFA otorgó una victoria de 3-0 a Jordania sobre Irán porque las reglas del juego no permitían a las jugadoras iraníes jugar vistiendo el hiyab, siguiendo un código social islámico que establece que las mujeres siempre deban cubrirse la mayor parte del cuerpo.
Otro caso polémico que ha afectado al fútbol femenino es la sugerencia del expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, de llevar pantalones cortos más ceñidos y camisetas sin mangas con el objetivo de atraer a los hombres como espectadores y atraer mayores beneficios económicos. Esto no fue interpretado de esa manera y supuso fuertes críticas por parte de las futbolistas y otros sectores de la sociedad.